La epidemia actual de la deficiencia de vitamina D se ha vuelto evidente con la pandemia de COVID-19 y quizás haya aumentado la cifra de muertes de manera radical.
Pasará algún tiempo antes de que conozcamos el alcance total del SARS-CoV-2, sabemos que al menos el 40 % de la población tiene una deficiencia severa de vitamina D determinada de forma tradicional por un nivel en sangre de 25-hidroxivitamina D por debajo de 20 ng/ml (50 nmol/l).
Aunque el consenso convencional sostiene que los niveles de vitamina D superiores a 30 ng/ml son suficientes, muchos investigadores de la vitamina D creen que los niveles superiores a 40 ng/ml de vitamina D en la sangre son los ideales.
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